Se trata de un niño hindú que fue detenido por orinar intencionalmente los libros sagrados para los musulmanes en una biblioteca.
El menor ha sido la persona más joven en ser acusado por las leyes de blasfemia que rigen en Pakistán.
Está ley fue aprobada desde 1986, pero nunca se había llegado a ejecutar a nadie.
La familia del niño tuvo que desalojar su vivienda porque temen por su seguridad después de que ya se quemaran templos hindús como respuesta a la ofensa del niño.
“Él ni siquiera está al tanto de las acusaciones de blasfemia. Todavía no comprende cuál fue su crimen y por qué lo han retenido en la cárcel durante una semana”, asegura un miembro de la familia al diario The Guardian.
Ramesh Kumar, un legislador y jefe del Consejo Hindú de Pakistán, está conmocionado por la situación y exige que los cargos contra el menor sean retirados.