El titulo reavivó el amor de la ciudad por el equipo curramba.
Muy pocos daban por descontado la victoria del equipo de currambero, en Barranquilla había un escepticismo por las calles de la después de la derrota 1 × 0 con el América de Cali.
Sin embargo, Junior tiene acostumbrado a sus hinchas a sufrir y después de la victoria en América que le entregó el título de superliga a los junioristas el amor revivió en el corazón tiburón.
Por eso, en estas calurosas noches curramberas la aleta del tiburón se ha convertido en uno de los destinos infaltables.
Durante el fin de semana cientos de familias barranquilleras llegan hasta esta escultura a observar la historia del equipo tiburón reflejada en varios jugadores que han hecho parte del equipo, la policía nacional mantiene una vigilancia en la zona para evitar aglomeraciones y el ingreso de vehículos a esta parte aún no inaugurada del Malecón se hace de manera coordinada.
En las noche los colores del equipo de Barranquilla el blanco y el rojo iluminan todo el sector y en este mes de septiembre los enamorados buscan un plan en que la aleta del tiburón es el Celestino perfecto para tomar