El programa busca minimizar los índices de trabajo infantil, sensibilizando al ciudadano a no entregar dinero o alimentos a niños, o a adultos con niños, que se encuentren en las calles.
Esta iniciativa busca crear conciencia ciudadana en torno a una situación que trunca los sueños de los niños.
Diego, a sus 10 años, cambió sus lápices, libros y cuadernos por cajas de dulces, chicles y bolsas de galletas, elementos que día a día ofrece en los semáforos ubicados al norte de la ciudad. La razón, él mismo la dice con la inocencia de sus pocos años de vida: “No hay para comer en mi casa”. Su sueño, cada vez más lejano, “es ser doctor”.
Diego no es consciente de los riesgos que corre al vender dulces en la calle. Solo tiene pocos minutos para acercarse a los carros mientras el semáforo cambia del rojo al verde. Sonríe, espera que un vidrio baje y una mano se extiende con una moneda. Y así, una y muchas veces.
Ese es su día a día. Lo que Diego no sabe es que, aunque le compren dulces todos los días, cada vez está más lejos de cumplir su sueño de ser médico.
PRENSA ALCALDÍA BARRANQUILLA.